BREVE RESEÑA HISTÓRICA DE LA PARROQUIA DE SAN BERNABÉ APÓSTOL
“Desde la celda del Prior parece de plata”
Padre Sigüenza
Autor: Rvdo. D. Florentino de Andrés Jalvo
Hace el número 35 de Párrocos de esta Iglesia.
Con esta guía quiero unirme a la Dirección General del Patrimonio Histórico Artistico de la Comunidad de Madrid que tanto interés ha puesto en la remodelación de este bonito edificio para que se pueda decir de él lo que recién terminada afirmó el Padre Sigüenza: “parece de Plata”. Y también a todos mis feligreses que con su ayudas y su apoyo hemos ido embelleciendole.
La idea de recopilar algunos datos sobre la historia del edificio parroquial, me entusiasmó desde un principio. Pienso que era una necesidad dado que los datos que encontramos sobre ella en varios libros, no siempre están al alcance de todos. Sobre todo de los visitantes que pasan por El Escorial y les gustaría conocer algo de él.
PROLOGO
Confieso que lo único que pretendo es escribir una guía, breve y sencilla, que nos ayude a tener una idea sobre la Historia de este edificio parroquial. Por esta razón: manifiesto mi agradecimiento al historiador D. Gregorio Sánchez Meco, amigo y compañero de fatigas en la enseñanza; a D. Luis Cervera Vera, al que conocí, y del que me consta el gran cariño y aprecio que tenía hacia esta Parroquia , y que hoy gozaría al ver que el proyecto de su conservación está en marcha; a
- Javier Donate de la Cuesta, amigo y colaborador; y finalmente a
- Lorenzo Niño Azcona, difunto, párroco que fue de la misma. De ellos he tomado los datos que pongo a tu disposición.
Finalmente, deseo dedicar estas páginas a mis padres, Justa y Bernardino, éste ya difunto; ambos oyeron desde su niñez muchas veces el dicho famoso:“tardas más que las obras de El Escorial” Entonces ellos no comprendían; pero la vida les ha regalado a ambos conocer esta gran obra, tanto el Monasterio como la Iglesia de San Bernabé; mi madre mucho más por el hecho de vivir en el Escorial y haberla contemplado desde distintas partes de esta preciosa y grandiosa sierra del Guadarrama.
El antiguo templo
Antes de reseñar el edificio herreriano que hoy admiramos, hay que aclarar que en este mismo lugar existió antes de 1595 otro edificio románico, parece ser, de tres naves. Así la describe en el año 1586 el visitador Fray Miguel de Santa María:“es de mampostería de piedra de tres naves, con seis pilares de piedra redondos… es baxa y obscura, y tiene tres altares: el mayor y los dos colaterales”ElPadreSigüenzaal referirse a dicho edificio lo llama “la bárbara antigualla”
Algunos nos preguntamos: ¿Por qué una nueva Iglesia? La respuesta no es tan fácil, ya que sería entrar en los pensamientos del mismísimo Rey Felipe II; aunque podemos afirmar que, en un principio, el monarca no tuvo ninguna intención de demoler el templo existente; sí la de trasladar la Virgen, patrona de El Escorial, de la ermita de la Herrería a otra que él mismo mandaría edificar en el término del pueblo. Por su parte, los vecinos de El Escorial, aunque no todos, siempre se opusieron a que se derribase su Iglesia porque no estaba en tan mal estado de conservación como se quería hacer ver por sus detractores, y porque su derribo significaba romper los vínculos establecidos con cuantos antepasados dormían para siempre bajo el solado del edificio.
Lo cierto es que entre 1586 y 1593 hay una serie de cartas entre el Rey, su secretario, y otras autoridades, que demuestran que se dudó entre reconstruir y arreglar la vieja Iglesia existente en el Escorial o construir una de nueva planta. El Rey Felipe II, primeramente, trató de repararla, como demuestra el hecho de construir en ella una tribuna desde donde participaba de los oficios religiosos.
El primer paso que Felipe II da, respecto a la Iglesia de El Escorial, es rogar al Papa que sea elevada a la categoría de Parroquia. Dicha petición es atendida por bula de Pío IV, dada el año 1563 por la que es desmembrada de la de Colmenar del Arroyo, de la que era anejo. Posteriormente, el Papa Sixto V conforme a las bulas de Gregorio XII, 15 de Mayo de 1585, establece que esta Parroquia pase de la jurisdicción de Toledo a ser “Diócesis Nullíus ” bajo la absoluta jurisdicción del Prior del Monasterio.
Capilla donde se venera a Ntra Sra de la Herrería desde 1595
Intentando dar respuesta a la pregunta del por qué una nueva Iglesia. Añado una reflexión que hace el historiador D. Gregorio Sánchez Meco, afirmando que el motivo verdadero es el interés del Rey y del Prior por crear un ambiente de paz y de tranquilidad alrededor del Monasterio; también debió influir en el monarca el informe que hace Luis Cabrera de Córdoba, guarda mayor de los bosques: “que dentro y fuera de dicha ermita ha avido cossas muy indecentes y de notable deservicio y ofensa de Dios” . El hecho es que Felipe II por“algunas causas justas y consideraciones”determinóquelaermita seconstruyeseen el término de la Villa de El Escorial.
Si posteriormente cambia el Rey de parecer, y ordena construir un nuevo templo, donde al mismo tiempo se le dedique una capilla a la Virgen, fue debido a la petición que le hace el Alcalde Mayor en nombre del pueblo. De esta manera, solucionaba dos problemas: cerrar lo más posible los espacios monásticos, y acabar con los gastos cuantiosos que suponía conservar la “ bárbara antigualla”. Eldía30de 0ctubre de 1593, una Cédula de Felipe II autorizaba a edificar, a sus expensas, la nueva Iglesia de San Bernabé según las trazas del arquitecto Francisco de Mora, discípulo de Juan de Herrera. Encargando al monje jerónimo, Fray Antonio de Villacastín, y firmando en 1594 con el maestro cantero Pedro Gutiérrez Ramírez las condiciones para su ejecución.
Debido al seguimiento que Felipe II hizo de las obras del Real Monasterio, mantuvo una gran relación con esta pequeña aldea a la que, desde Aranjuez, el 8 de Abril de 1565, le concede el privilegio de Villa. Fray José de Sigüenza dice: “no había en toda la villa casa con ventanas y chimenea”. Felipe II entabló una gran amistad con su párroco, Pedro Montero, en cuya casa se hospedó; y con algunas otras personas, como es el caso de D. Miguel de Antona, quien por testamento donó a Felipe II unas propiedades para que se le dijesen misas y fuese enterrado en uno de los altares de esta iglesia . A Felipe II le debió caer muy bien desde un principio Miguel de Antona por sus dichos agudos, discretos y graciosos, de tal manera que llegó a ser Bufón; era conocido con el sobrenombre de “Velasquillo”, fue natural de Quintana la Redonda, Soria.
El nuevo templo
Como he señalado: ante la petición del Alcalde Mayor, representando a una parte del vecindario y los deseos del Prior del Monasterio de tener una Parroquia, que fuese prototipo y ejemplar de las demás, Felipe II rectifica su orden de construir la ermita y ordena edificar una nueva Iglesia, en la que una capilla se dedique al culto de la Virgen.
Según todos los indicios, la construcción de un nuevo templo fue el resultado exclusivo de los intereses de los monjes jerónimos y nunca una aspiración de los vecinos de la Villa .
La obra se adjudica parcelada en dos mitades:
- La parte del medio día se adjudica al equipo formado por el constructor Yuste González, Miguel Sánchez y Juan Aguado.
- La otra parte, la del cierzo, a los canteros Pedro del Carpio y Bartolomé
Todos ellos habían realizado tareas de importancia en el Monasterio desde 1570.
El ritmo de construcción alcanzó gran velocidad. Una vez adjudicadas las obras, éstas comienzan el 1 de Enero de 1594 con la apertura de zanjas para los cimientos, poniéndose la primera piedra el 13 del mismo mes y año.
Dada la experiencia que Fray Antonio de Villacastín y los maestros constructores habían adquirido durante la construcción del Monasterio, la realización de esta obra fue rápida. En noviembre de 1594 estaba concluida la parte de albañilería básica. La obra de carpintería se le encarga a Andrés de León el 18 de Noviembre, y para el ladrillo y la teja se contrata a Pedro Alonso. La rapidez de la obra fue tal, que a primeros de Enero de 1595 se pone en marcha las labores del tejado, y se encarga a Juan Gómez la realización del cuadro del retablo principal. A finales de Julio de 1595 Rodríguez de Holanda cobra el salario por los 1040 panes de oro que había empleado en las bolas de los capiteles de las torres. A falta de la decoración y de algunos detalles, el 21 de Septiembre de 1595 es bendecida por el Obispo de Segovia. El coste de la obra había sido de 60.000 ducados.
Detalles arquitectónicos
La planta de esta Iglesia es un rectángulo de 42 metros de largo, 15 de ancho y 15 de alto. Las trazas son exclusivamente de Francisco de Mora, siendo esta Iglesia el último de los grandes edificios diseñado por el equipo de expertos, que durante más de treinta y cinco años colaboraron bajo la dirección de Felipe II y es, sin duda alguna, uno de los monumentos artísticos que mejor representa el estilo contrarreformista, surgido después del Concilio de Trento. Siendo sobre todo la obra de Francisco de Mora que mejor representa su personalidad artística.
Planta
Es de una única nave, utilizando los contrafuertes para formar capillas laterales. Tiene cinco capillas en su lateral norte, y cuatro en el lateral de mediodía. Esta distribución había sido ya empleada por Juan de Herrera en la Iglesia de Santa María del Alambra y en el Convento de Santo Domingo de la Calzada en Logroño, pero con una gran diferencia: Francisco de Mora no usa crucero, cubriendo con una gran bóveda de Cañón con penetraciones de lunetas.
Alzado
Destacan también las 12 ventanas laterales que se superponen sobre la cornisa, denominadas vanas termales, nombre procedente de las termas de Caracalla en Roma, que a semejanza de la Basílica de San Lorenzo de El Escorial divide el vano entre un arco de medio punto en tres espacios , matizando la luz y dándole al edificio un carácter clásico.
Ventanas laterales
La Orientación de esta Iglesia es acorde con las normas litúrgicas: su orientación es hacia el oriente. Tanto fieles como celebrante se debían dirigir hacia oriente al orar.
Exterior
La fachada principal es de una acertada composición, donde Francisco de Mora consigue su estilo más personal al combinar torres y frontón. Aunque, sin lugar a dudas, lo que más impresiona es la robustez de su fábrica de piedra, que llevó a afirmar al Padre Sigüenza, que desde la Celda del Prior del Monasterio parecía de “Plata”. Desde cualquier sitio que se la contemple se puede apreciar su belleza por su simplicidad de líneas, donde las curvas son las imprescindibles. Francisco de Mora trazó esta Iglesia sin la intervención directa de Juan de Herrera, pues éste, oficialmente, le había dejado el año 1593 todas las obras de El Escorial, debido a la precaria salud de su maestro.
Es en esta obra, en la que Francisco de Mora manifiesta su personalidad, se detectan claramente tres influencias:
- La de Herrera, que no es de extrañar, pues desde 1579 estuvo a su lado.
- La de Palladio, ejercida a través de los libros y grabados que este arquitecto procuraba a FelipeII.
- Y de las Iglesias germánicas, conocidas quizá por dibujos y grabados que Herrera tenía de sus viajes por Alemania
A estas influencias hay que añadir la intervención personal de Felipe II, que corregía y revisaba todas las trazas de sus obras.
Interior
Vista General del Altar mayor, Fotografía de antes de 1931,donde se puede apreciar que arriba a cada lado del calvario había unas estatuas, de San Santiago y de San Andrés. Y en los laterales, encima de ambas puertas, como se puede apreciar en la fotografía, existían unos murales o cuadros…
Al entrar en el templo, lo primero que percibe el visitante es la grandiosidad de su espacio, admirándose de su sobriedad, de la simetría y rectitud de sus líneas, y de su sillería de piedra. Como afirma
- Gregorio Sánchez Meco : “es el canto más bello posible a la simplicidad y a la desnudez” y como afirman algunos de sus estudiosos: “mostrándonos cómo la pureza y rotundidad del lenguaje arquitectónico puede ser la más bella decoración”.
El retablo, con la representación del martirio de San Bernabé, es el punto donde convergen todas las miradas. Este efecto lo buscó su artífice al crear ese gran espacio sin columnas, y donde sigue siendo importante la piedra; aunque aparezcan otros elementos como el ladrillo y el yeso. Las bóvedas están construidas con ladrillos, la central de 18 cm. de espesor consta de tres filas, mientras que las otras dos, Coro y altar mayor, son de 14 cm. de espesor, de tres filas igualmente.
Las paredes de las capillas están construidas con mampostería recubierta de yeso. El número de ladrillos empleados en la totalidad de la obra fueron de ciento cincuenta mil, encargados al tejero Pedro Alonso.
A la entrada nos encontramos con un vestíbulo que en su parte izquierda tiene una puerta que conduce al baptisterio, y a la derecha otra que conduce a una escalera que nos lleva al coro y a las torres. El altar mayor está elevado sobre el nivel de la nave en una gran hornacina cubierta con bóveda de cañón de distinta altura que la nave; en los laterales del altar mayor hay dos puertas: una conduce a la Capilla de Ntra. Sra. de la Herrería, y la otra a la sacristía.
Encima del vestíbulo y sobre una bóveda rebajada está el coro. Con una bóveda de cañón simétrica a la capilla mayor. Francisco de Mora coloca los altares de las capillas laterales paralelos al altar Mayor, este hecho lo demuestra al encontrarnos unas hornacinas a modo de credencia.
DISTRIBUCIÓN DE LAS CAPILLAS
Comenzando por el lado del cierzo y por la capilla dedicada a Nuestra Sra. de la Herrería nos encontramos:La Capilla «Sacramental», en la que por respeto al Sacramento no había Hoy es la capilla de San Sebastián. Todavía existen vestigios de la cancela.
- La capilla de San Miguel. Donada por Felipe II para enterramiento de la familia Susaña.
- Capilla de Santa Enterramiento de Juan Gómez, pintor del cuadro del retablo. Este altar se quemó en un fuego de 1761, posteriormente se puso el Cristo de la Esperanza.
- Capilla de La Soledad
- Capilla de San
Siguiendo por el lateral de Mediodía, y al lado de la Sacristía:
- Capilla «Noli me Tangere». Jesús resucitado ante María Enterramiento de Miguel de Antona, bufón de Felipe II.
- Capilla de San Francisco de Asís. (Virgen del Rosario dice Lorenzo Niño). Enterramiento de los ermitaños de la Herrería: El Hermano Nicolás, y el Párroco Montero, en cuya casa se hospedó Felipe II.
- Capilla de Juan Enterramiento del Párroco Juan Moreno por los años 1590-1600.
- Capilla de San Pedro. Enterramiento de los Párrocos.
LA CAPILLA DE NUESTRA SRA DE LA HERRERIA
Esta capilla dedicada al culto a la Virgen, Ntra Sra de la Herrería, era sin lugar a dudas la más bella. Pues fue decorada totalmente. Todavía se conservan algunos vestigios en la entrada a la misma o en la cancela.
Altares antiguos
Únicamente nos han llegado las fotografías de cuatro de los antiguos retablos, que como se puede apreciar no existe en ellos ninguna estatua, sino pinturas de diversos santos.
Retablo de San Sebastián, en la Iglesia Parroquial de San Bernabé, de El Escorial. En él están pintados, además de dicho Santo mártir, San Blas, san Andrés , la Virgen de la Paz, san Idelfonso, Santa Agueday Santa Catalina.. No se sabe si es obra de Luis de Carvajal.
Altar de San Miguel, en la P arroquia de San Bernabé, de El Escorial ¿Es de Fabrizio Granello, o de su yerno: Bernardino de Agua? Según el testamento de Miguel García de Susaña, alcalde de El Escorial, hecho en 1607, aparecen retratados en el lienzo, dicho Miguel García, su mujer, Catalina “la Rubia” y su hijo Jerónimo de Susaña, alcalde de El Escorial en tiempo de Felipe III.
Famoso cuadro del “noli me tangere” en la sepultura de Miguel de Antona “Velasquillo” cuyo retrato figura en el cuadro, atribuido a Barbosa. La Virgen es la del Rosario sacada en procesión de disciplinantes en el Escorial cuando las jornadas de Lepanto y la invencible.
Retablo mayor
La tarea de decoración interior se les encomienda a Martín Gamboa, ensamblador, y al pintor Juan Gómez, dirigidos siempre por el gran responsable de la obra en su conjunto, Francisco de Mora. Éste distribuye el espacio entre las gradas que acceden al presbiterio y el arco fajón que cierra el ábside en cuatro grandes espacios:
En el primero de los espacios, y más bajo, coloca el altar mayor.
Sobre el altar se abre un segundo espacio longitudinal, en cuyo centro había un templete donde se situaba la custodia; y detrás, a ambos lados, hay seis tablas; los cuatro Evangelistas y otras dos: una de ellas son el martirio de San Lorenzo y la otra San Jerónimo penitente, que nos aclara la relación de esta parroquia con el Monasterio y con la Orden Jerónima (Figura 16). Estas dos últimas tablas se unieron en una única al desaparecer el templete y con el dibujo de esos dos soldados romanos se salvó la estética de un espacio sin pintura.
Las cuatro tablas de los evangelistas:
En el tercer y principal espacio, de mayor dimensión que los anteriores, de forma rectangular y franqueado por dos enormes columnas, con basa, fuste y capitel, nos encontramos con lo más importante de esta Iglesia, el punto donde Francisco de Mora desea que se dirijan todas las miradas: el Martirio de San Bernabé.
En el cuarto y último espacio, con el que culmina el retablo, nos encontramos con un friso triangular, que descansa sobre los capiteles de ambas columnas. En el centro se encuentra un cuadro conocido como el descendimiento, y a ambos lados se encontraban dos grandes figuras de los Apóstoles Santiago y Andrés, (figura 6) el uno por ser patrono de España y el otro por ser el patrón de la Orden del toisón de oro, cuyo gran maestre es el propio monarca. Ambas tallas son obra de Martín Gamboa.
El Dorado del Retablo fue encargado a Antonio de Viana. Entre 1597 y 1598 se hicieron y se colocaron las rejas que separaban el Altar Mayor del resto de la nave.
El cuadro de San Bernabé fue realizado por Juan Gómez, cuñado de Francisco de Mora, después de haber concluido el retablo de la parroquia de Zafra. Juan Gómez había sido nombrado pintor del Rey por cien ducados anuales, y por la realización del Cuadro de San Bernabé se le pagaron al pintor cinco mil reales.
Una vez concluido el cuadro de San Bernabé, Juan Gómez realizó las seis tablas antes mencionadas. El cuadro del descendimiento es de autor desconocido. El retablo se concluyó en 1597, como consta en el mismo retablo, dos años después de haber sido inaugurada la Parroquia. Juan Gómez apenas pudo disfrutar de la contemplación de su obra, ya que murió el 24 de Noviembre de ese mismo año.
Restauración del «Martirio de San Bernabé»
Esta parroquia sufrió un gran expolio durante la guerra Civil española (1936-39). Desaparecieron todos sus ornamentos, que debían ser de gran valor, muchos de ellos adquiridos por Felipe II; el archivo parroquial de gran valor histórico; el órgano que Felipe II mandó construir para esta Parroquia, y todos los objetos sagrados de culto. Únicamente se salvó, como muestra, un acetre y el hisopo, al que más tarde me referiré. (figura 39) Se puede afirmar que la Guerra de 1936- 39 supuso para esta Parroquia un antes y un después, como en tantas y tantas otras realidades. A continuación deseo dejar constancia de la situación en la que quedó el cuadro de San Bernabé, y su posterior restauración por el lego, Fray Teófilo Galende , de la Orden de San Agustín. Esta Parroquia pagó un alto precio en pérdidas materiales, pero sobre todo por el martirio de sus dos sacerdotes: D. Victor Navalpotro, Párroco, y D.Antolín Rodríguez del Palacio, coadjutor, que apenas llevaba dos meses ordenado; con ellos fue también asesinado D. Arecio Mendoza, párroco de Torrelodones.
Detalles sobre los balazos que recibió en la guerra y restauración por el hermano agustino Teófilo Galente.
Descripción del cuadro de San Bernabé
La diferencia entre Apóstol y discípulo es la siguiente: El discípulo es el que es llamado, Apóstol el que es llamado y enviado. San Bernabé Apóstol no perteneció al grupo de los doce elegidos por el mismo Jesús antes de la Resurrección, pero si después de Pentecostés. En el Capítulo 13 de los Hechos de los Apóstoles se nos narra como Bernabé es llamado y enviado: “Mientras estaban celebrando el culto del Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: « Separadme ya a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado. » Entonces, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y les enviaron. También hay que resaltar la importancia de San Bernabé en los inic ios de la Iglesia, siendo veintitrés veces las que se le nombra en los Hechos de los Apóstoles; pero, sobre todo, donde Bernabé alcanza la máxima importancia es en su papel de introductor de San Pablo ante los Apóstoles.
El cuadro es una composición didáctica de Juan Gómez para una mejor comprensión por parte de los fieles de la vida del Santo. Resalta la figura de San Bernabé siendo lapidado según la ley judía, mientras que el imperio romano castigaba con la muerte en cruz.
En la parte superior izquierda del cuadro está representado el hallazgo del cuerpo del Santo, del cual salen unos destellos de luz. La tradición nos señala esta invención cerca de Salamina, Chipre. Hallaron el Evangelio de San Mateo entre sus manos.
En la parte superior derecha, el autor representa el momento de la despedida de San Pablo y San Bernabé, (figura 29) que según podemos apreciar en los Hechos de los Apóstoles hubo falta de entendimiento entre ambos a causa de Juan Marcos. Así nos lo narra Los Hechos de los Apóstoles en el Capítulo 15: “Bernabé quería llevar también con ellos a Juan, llamado Marcos. Pablo, en cambio, pensaba que no debían llevar consigo al que se había separado de ellos en Panfilia y no les había acompañado en la obra. Se produjo entonces una tirantez tal que acabaron por separarse el uno del otro: Bernabé tomó consigo a Marcos y se embarcó rumbo a Chipre; por su parte Pablo eligió por compañero a Silas y partió, encomendado por los hermanos a la gracia de Dios. Recorrió Siria y Cilicia consolidando las Iglesias».