En los años iniciales de la decada de 1560, un Felipe II plenamente consciente de sus funciones de gobierno, elige su geografía y su paiseje, como ámbito para la construcción de su casa y de su monasterio. Desde entonces, el topónimo Escorial se ha convertido en un concepto de valor universal.
La vieja puebla segoviana, se presenta hoy como una ciudad moderna, cargada de pasado y de un futuro prometedor, siempre a la sombra del padre Abantos y de su Santo Protector, San Bernabé.
La Villa de El Escorial se encuentra situada en un extremo de la Sierra de Guadarrama, y cobijada por las «Machotas», San Benito y el Monte Abantos.
En los confines de Allende sierra, y allá por los años iniciales del siglo XIII, el Concilium segoviano organizó una pequeña puebla fronteriza con la Real de Manzanares, con el fin de detener el avance de los madrileños, por el sur de la sierra de Guadarrama. El nombre de la puebla: «Escurial» (terreno poblado de aesculus).
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