Mes: junio 2018

CANTOS PARA EL 11 JUNIO «SAN BERNABÉ»

Inicio – CRISTO, TU CRUZ ES RESPUESTA REAL

Cristo, tu Cruz es respuesta real

para este mundo, para este tiempo

que huye en temores.

Tú eres Camino, eres Verdad, eres la Vida.

 

No tengo miedo de la libertad.

No tengo miedo, Señor de la vida,

me quiero entregar.

Toma mis manos, mi voz y mi andar

y yo alzaré alto la cruz derramada de amor.

Para que sea bandera de la juventud,

tu triunfo santo

que junto a mi canto se harán fuerte luz

para que vean tu rostro, Jesús.

Hombres con sed,

hombres valientes que quieran seguir…

tu caminar.

 

 

Al verte herido reinando en la Cruz,

dices mi nombre,

suenan tambores al escucharte.

Oigo las voces de aquellos hombres

que tienen hambre.

 

 

PIEDAD- TEN PIEDAD (J. Pedro Martins)

Señor, ten piedad de noso-o-tros (2)

Cristo, ten piedad de noso-o-tros (2)

Señor, ten piedad de noso-o-tros (2)

 

GLORIA –   GLORIA, GLORIA A DIOS (Cesáreo Gabarain



GLORIA, GLORIA A DIOS EN EL CIELO / Y EN LA TIERRA

PAZ / A LOS HOMBRES QUE AMA AL SEÑOR.

  1. Por tu inmensa gloria te alabamos, / te bendecimos, te adoramos, / te glorificamos, te damos gracias. / Señor, Dios Rey celestial, / Dios Padre todopoderoso.
  2. Señor, Hijo único, Jesucristo. / Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre. / Tú que quitas el pecado del mundo, / ten piedad de nosotros;
  3. Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; / tú que estas sentado a la derecha del Padre, / ten piedad de nosotros.
  4. Porque sólo tú eres Santo, / solo tú Altísimo Jesucristo; / con el Espíritu Santo, / en la gloria de Dios Padre. Amén.

 

Aleluya – (Kairoi)

Aleluya, aleluya, Aleluya, aleluya. (BIS)

Junto a Ti, Jesús, rezaré, tu Palabra quiero vivir

Tú, me haces sencillo, Señor; en tus manos me dejaré.

 

 

Ofertorio – Esto que soy, esto te doy (SHOENSTATT)

A veces me pregunto: “¿por qué yo?”;

y solo me respondes: “porque quiero”.

Es un misterio grande que nos llames,

así, tal como somos, a tu encuentro.

 

Entonces, redescubro una verdad:

mi vida, nuestra vida, es un tesoro;

se trata, entonces, solo de ofrecerte,

con todo nuestro amor, esto que somos.

 

Que te daré, que te daremos,

si todo, todo, es tu regalo.

Te ofreceré, te ofreceremos, es lo que somos…

Esto que soy, eso te doy.

 

 

Esto que soy, eso es lo que te doy… Esto que somos es lo que te damos… Tú no desprecias nuestra vida humilde. Se trata de poner todo en tus manos.

 

Aquí van mis trabajos y mi fe,

mis mates, mis bajones y mis sueños y todas las personas que me diste, desde mi corazón te las ofrezco.

 

Que te daré, que te daremos… (BIS)

 

 

Santo – CEUTA (AMIGOS DEL MUNDO)

Santo, santo, Señor; Dios del Universo. Llenos están el Cielo y la Tierra de tu gloria y amor.

Hosanna, hosanna. Hosanna en lo alto del Cielo, hosanna en las alturas. Hosanna en el nombre de Cristo Jesús. Santo es el Señor.

Bendito el que viene en el nombre de Dios. Bendito el que viene en el nombre de Dios.

 

Cordero – ROMANTICO EN SOL

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo ten piedad, ten piedad, ten piedad de nosotros (bis)

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo danos, danos, danos la paz.

Comunión 1 – Solo, tu Señor (GEN VERDE)

Mi pastor, Señor, eres Tú, nada me podrá faltar. Mi pastor, Señor, eres Tú, solo Tú, Señor.

  1. Me conduces tras de Ti por verdes alturas;

hacia fuentes tranquilas, allí donde reposo

yo encontraré, donde el agua es más pura.

 

  1. Si entre las tinieblas voy de un avismo oscuro, nada malo yo temo, porque Tú me sostienes, contigo hallaré siempre un camino seguro.
  2. Ante mí la mesa que Tú me has preparado, rebosante mi cáliz está de esa linfa de felicidad que por mí has derramado.

4.Siempre me acompañarán siendo mi alegría tu amor, gracia y fidelidad; en tu morada yo habitaré hasta el final de mis días

 

Canto 2 – Alma Misionera (HNA. GLENDA)

  1. Señor, toma mi vida nueva

antes de que la espera    desgate años en mí.

Estoy    dispuesto a lo que quieras,

no importa lo que sea; Tú, llámame a servir.

Llévame donde los hombres

necesiten tus palabras,

necesiten más ganas de vivir.

Donde falte la esperanza,

donde falte la alegría,

simplemente,  por no saber de Ti.

 

  1. Te doy mi corazón sincero para gritar sin miedo tu grandeza, Señor. Tendré mis manos sin cansancio, tu historia entre mis manos y fuerza en la oración.
  2. Y así, en marcha iré cantando, por calles predicando lo bello que es tu amor. Señor, tengo alma misionera, condúceme a la tierra que tenga sed de Dios.

 

himno a san Bernabé

NOVENA, EUCARISTÍA Y PROCESIÓN A SAN BERNABÉ APOSTOL

Desde el día 2 al 1o de junio celebramos la novena a San Bernabé dentro de la Eucaristía diaria a las 20:00h, culminaremos con la celebración Eucarística que tendrá lugar el día 11 a las 12:00h oficiada por el Excmo. y Rvdmo. Sr.D. Juan Antonio Martínez Camino (Obispo auxiliar de Madrid)  para continuar con la procesión en honor al Santo por las calles de El Escorial.

ITINERARIO:

Calle de la Iglesia

Calle Lorenzo Niño

Avda. de la Arboleda

Pza. España

Calle de la Iglesia

HISTORIA DE SAN BERNABÉ

11 de junio

 SAN BERNABÉ APÓSTOL

SIGLO I 

Cristo en la CruzLa historia de San Bernabé está escrita en el libro de Los Hechos de los apóstoles, en la S. Biblia.

Antes se llamaba José, pero los apóstoles le cambiaron su nombre por el de Bernabé, que significa «el esforzado», «el que anima y entusiasma».

Era judío, de la tribu de Leví, pero nació en la isla de Chipre. Se hizo muy popular en la primitiva Iglesia porque vendió las fincas que tenía y luego llevó el dinero que obtuvo y se lo dio a los apóstoles para que lo repartieran a los pobres.

Un mérito formidable de San Bernabé es el haber descubierto el gran valor que había en aquel recién convertido que se llamaba Saulo y que más tarde se llamaría San Pablo. Cuando después de su conversión Saulo llegó a Jerusalén, los cristianos sospechaban de él y se le alejaban, pero entonces Bernabé lo tomó de la mano y lo presentó a los apóstoles y se los recomendó. Y el será el que lo encaminará después a emprender sus primeras grandes labores apostólicas.

La S. Biblia, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, hace de Bernabé unos elogios que es difícil encontrarlos respecto de otros personajes. Dice así: «Bernabé era un hombre bueno, lleno de fe y de Espíritu Santo» (Hechos 11, 24).

Cuando Saulo o San Pablo tuvo que salir huyendo de Jerusalén porque los judíos trataban de asesinarlo, se fue a su ciudad de Tarso, y allá se quedó un tiempo. Mientras tanto en la ciudad de Antioquía había sucedido algo muy especial. Al principio los discípulos de Jesús solamente predicaban el Evangelio a los israelitas, pero de pronto algunos empezaron a enseñar las doctrinas cristianas a los paganos en Antioquía, y resultó que aquellas gentes respondieron de una manera admirable y se convirtieron por centenares. Al saber esta noticia, los apóstoles lo enviaron desde Jerusalén a que se informara de lo que allí estaba sucediendo y les llevara noticias. Bernabé se quedó encantado del fervor de aquellos paganos convertidos y estuvo con ellos por un buen tiempo animándolos y acabando de instruirlos. En aquella ciudad fue donde por primera vez se llamó «cristianos» a los seguidores de Cristo.

Entonces se le ocurrió a Bernabé la feliz idea de dirigirse a Tarso a invitar a Saulo a que se le uniera en el apostolado en Antioquía y éste aceptó con gusto.

Desde entonces Bernabé y Saulo trabajaban asociados ayudándose en todo el uno al otro, y obteniendo resonantes triunfos. Por todo un año predicaron en Antioquía, cuidad que se convirtió en el gran centro de evangelización, del cual fueron saliendo misioneros a evangelizar a diversos lugares.

Por aquel tiempo hubo una gran hambre en Jerusalén y sus alrededores y los cristianos de Antioquía hicieron una colecta y la enviaron a los apóstoles por medio de Bernabé y Saulo. Ellos al volver a Jerusalén se trajeron a Marcos (el futuro San Marcos evangelista) que era familiar de Bernabé. Venía a ayudarles en la evangelización.

Un día mientras los cristianos de Antioquía estaban en oración, el Espíritu Santo habló por medio de algunos de ellos que eran profetas y dijo: «Separen a Bernabé y Saulo, que los tengo destinados a una misión especial». Los cristianos rezaron por ellos, les impusieron las manos, y los dos, acompañados de Marcos, después de orar y ayunar, partieron para su primer viaje misionero.

En Chipre, la isla donde había nacido San Bernabé, encontraron muy buena aceptación a su predicación, y lograron convertir al cristianismo nada menos que al mismo gobernador, que se llamaba Sergio Pablo. En honor a esta notable conversión, Saulo se cambió su nombre por el de Pablo. Y Bernabé tuvo la gran alegría de que su tierra natal aceptara la religión de Jesucristo.

Luego emprendieron su primer viaje misionero por las ciudades y naciones del Asia Menor. En la otra ciudad de Antioquía (de Pisidia) al ver que los judíos no querían atender su predicación, Bernabé y Pablo declararon que de ahora en adelante les predicarían a los paganos, a los no israelitas, con lo cual los paganos sintieron una inmensa alegría al saber que la nueva religión no los despreciaba a ellos sino que más bien los prefería. Allí en Iconio estuvieron a punto de ser apedreados por una revolución tramada por los judíos y tuvieron que salir huyendo. Pero dejaron una buena cantidad de convertidos y confirmaron sus enseñanzas con formidables señales y prodigios que Dios obraba por medio de estos dos santos apóstoles.

En la ciudad de Listra, al llegar curaron milagrosamente a un paralítico y entonces la gente creyó que ellos eran dos dioses. A Bernabé por ser alto y majestuoso le decían que era el dios Zeus y a Pablo por la facilidad con la que hablaba lo llamaban el dios Mercurio. Y ya les iban a ofrecer un toro en sacrificio, cuando ellos les declararon que no eran tales dioses, sino unos simples mortales. Luego llegaron unos judíos de Iconio y promovieron un tumulto y apedrearon a Pablo y cuando lo creyeron muerto se fueron, pero él se levantó luego y curado instantáneamente entró otra vez en la ciudad.

Después de todo esto Bernabé y Pablo se devolvieron ciudad por ciudad donde habían estado evangelizando y se dedicaron a animar a los nuevos cristianos y les recordaban que «es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios» (Hechos 14, 22).

Al llegar a Antioquía se encontraron con que los cristianos estaban divididos en dos partidos: unos (dirigidos por los antiguos judíos) decían que para salvarse había que circuncidarse y cumplir todos los detalles de las leyes de Moisés. Otros decían que no, que basta cumplir las leyes principales. Bernabé y Pablo se pusieron del lado de los que decían que no había que circuncidarse, y como la discusión se ponía acalorada, los de Antioquía enviaron a Jerusalén una embajada para que consultara con los apóstoles. La embajada estaba presidida por Bernabé y Pablo. Los apóstoles reunieron un concilio y le dieron la razón a Bernabé y Pablo y luego pasaron horas muy emocionantes oyéndoles contar las formidables aventuras de sus viajes misioneros.

Volvieron a Antioquía y dispusieron organizar un segundo viaje misionero. Pero Bernabé quería llevar como ayudante a su primo Marcos, y Pablo se oponía, porque Marcos les había abandonado en la mitad del viaje anterior (por miedo a tantas dificultades). Y así fue que se separaron y Bernabé se fue a acabar de evangelizar en su isla de Chipre y San Pablo se fue a su segundo viaje. Más tarde se encontraron otra vez como amigos misionando en Corinto (1 Cor. 9,6).